Este es un post diferente, y lo es porque decidir quién es el farmacéutico del año no es fácil, hay que tener en cuenta muchos factores y valorar aspectos que probablemente son muy complicados extrapolarlos o equipararlos entre todos los candidatos a dicho premio.
Por supuesto que es un honor y un reconocimiento a la labor profesional que realizan estos compañeros de profesión que han destacado en alguna competencia por encima de lo habitual o son gente realmente emprendedora, y en donde tenemos un ejemplo a seguir.
Antes que nada, mi enhorabuena para ellos y que sigan siendo unos farmacéuticos que lleven bien alto el pabellón profesional, la imagen y la competencia de los farmacéuticos.
Reconocimiento a farmacéuticos
Me parece que también es de justicia reconocer la labor que multitud de farmacéuticos (no salen en el correo farmacéutico ni en las fotos de El Global, ni en IM Farmacias por tener la farmacia más moderna ni por ser los que han introducido las marcas más novedosas de productos de dermofarmacia, ni han podido ir a Infarma) ejercen día a día.
Estoy hablando de esos miles de farmacéuticos (titulares y adjuntos) que cada día sacan adelante sus farmacias mirando si puede pagar las nóminas y si pueden pagar los recibos que se van a cargar en sus cuentas. Aquellos que son capaces de dar consejos adecuados y hacer que muchos pensionistas tengan su medicamento a tiempo y se sientan acompañadas cada vez que entran en la farmacia. Aquellos que tampoco pueden irse prácticamente de vacaciones porque en las farmacias rurales no se pueden permitir tener sustitutos esos días…
Dentro de todas las variedades distintas de farmacias con las que nos encontramos, con farmacéuticos y auxiliares con diferentes formas de ser, de actuar y de gestionar las situaciones, pero todos ellos son imprescindibles para sacar adelante las farmacias de aquellos que tienen la suerte (ahora no tanto) de tenerla. Al fin y al cabo, aquellos que no son titulares de una oficina de farmacia pero que cobren un sueldo, es como si fueran titulares, porque hoy en día una farmacia ya no da mucho dinero, ya no es la gallina de los huevos de oro, sí da, o debería dar, para una nómina, como el resto, sobre todo si la farmacia comprada recientemente tiene un crédito que pagar mes a mes. Por lo tanto, de los que trabajan en una farmacia, se puede decir que todos son responsables de que esa farmacia salga adelante. Cada uno con las responsabilidades y obligaciones asignadas y que les corresponda.
El mejor farmacéutico
Hace ya 19 años (qué mayor soy) empecé a trabajar en la farmacia de la cual mi padre ha sido titular, hasta el 14 de febrero de este año que se nos ha ido al cielo.
He aprendido mucho (todo) de él: cómo saber gestionar las compras y como negociar con los proveedores. La gestión es la clave.
Me ha enseñado que hubo días muy buenos, días mejores y días peores (desde el 2003 la facturación ha descendido más de 2 dígitos y la ley 5/2000 no se ha revisado todavía). Pero la clave, en mi opinión, en la farmacia es saber tratar al cliente con cariño y atención, y para ello, hay que tener el mejor equipo humano. Y yo creo que eso también lo tenemos (perdónenme la arrogancia).
Es muy importante la formación de las personas que forman parte del equipo de la farmacia, pero lo es más si cabe, el respeto y trato que entre ellos existe. Donde hay un ambiente agradable y con buena disposición de trabajo se traslada al otro lado del mostrador y eso lo capta el cliente.
Todo esto me lo ha enseñado mi padre, farmacéutico desde el año 1974 hasta el 2018. Farmaceútico durante 44 años, también estuvo en el colegio de farmacéuticos y fue consejero de Cofares en su época. Trabajaba hasta los sábados por la mañana teniendo 78 años, todo un ejemplo de profesionalidad y entrega en su farmacia de toda la vida, y en donde la persona que entra a trabajar acaba su vida laboral allí: Quería a los que trabajaban allí.
Todo esto que he vivido, aprendido y lo veo en la farmacia ha sido gracias a él. Todo lo que sé ha sido gracias a él; si he estudiado farmacia y he podido cursar la carrera ha sido gracias a él.
Por ello me van a permitir que para mí, con permiso de Virginia Barrau, Rosario Cáceres, Jesús Aguilar, Sebastian Martínez Perez y José Manuel Sesmero, el farmacéutico del año sea mi padre, un farmacéutico de toda la vida, que trabajó toda la vida y que ahora se ha ganado vivir en paz para todo la vida.
Ahora nos pasa (a mi hermana y a mí) el testigo con todo hecho, e intentaremos añadir un toque tecnológico y digital, ampliar un poco la atención al público y prestar servicios, pero que no falte el buen trato al cliente y entre nosotros. Con lo que he aprendido de mi padre farmacéutico, todo lo que venga por delante está chupado.
Por lo tanto, en mi modesta opinión el farmacéutico del año es… cada farmacéutico que saca adelante su farmacia o la farmacia en la que trabaje, mi padre por sus 44 años de farmacéutico y, por supuesto, los 5 nominados
¿Cómo se llamaba mi padre? Da igual, él hizo el trabajo que debía hacer, y eso es lo importante: para mí tú eres el mejor farmaceútico del año.
Suerte y que gane el que más lo merezca!!
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Muy buen post,
gracias
Nicolás