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Existen medicamentos que durante décadas han sido de referencia y cuyos nombres han sido escritos en infinitud de recetas prescritas por el médico.
Myolastan y Feldene Flas son medicamentos conocidos por las mayorías de las personas, y sobre todo por aquellos que han necesitado un tratamiento para el dolor o para los que ha sufrido una contractura o una afectación traumatológica.
En el caso del primero, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) lo retiró en 2013 tras 46 años de comercialización. En el caso del Feldene Flas, fue en julio de 2007 cuando se suspendió su consumo.

Hace ya un tiempo que estos medicamentos dejaron de estar presentes en las estanterías de las farmacias, y no deja de ser sorprendente que sean medicamentos que han sido prescritos y utilizados durante décadas y por millones de personas.
El motivo de que estos medicamentos hayan pasado a ser historia y que formaron parte de la misma en las farmacias no es sino unos posibles efectos adversos superiores en ese balance beneficio-riesgo.

Esto me hace pensar en qué es lo que lleva a apartar unos medicamentos que han sido revisados (se supone) con anterioridad y que han sido tan utilizados durante un tiempo tan prolongado; es que son ahora los controles más exigentes que antes? Me hace reflexionar sobre el conocimiento, datos y experiencias que tenemos a veces sobre los medicamentos de uso humano. Hay momentos en los que da la sensación como sí nunca tuviéramos la certeza en la seguridad de los medicamentos que nos llevan acompañado durante décadas y de consumo habitual. Es cierto que todos los medicamentos pueden tener efectos adversos, pero se supone que ya tenemos información y conocimientos de los mismos por lo que les lleva a ser comercializados por sus mayores ventajas respecto a aspectos contraproducentes.

Si los ensayos previos a la comercialización de un medicamento se consideran exigentes y con el paso del tiempo van apareciendo ciertas alertas y precauciones sobre ciertos farmacos, ¿quiere decir esto que es imposible, o que nunca vamos a tener un conocimiento pleno y seguridad total sobre los medicamentos que producimos en cuanto a los efectos que producen?; ¿Es que tienen permiso de comercialización antes del completo conocimiento debido?; ¿Acaso hay presión de las farmacéuticas para forzar su puesta en marcha en el mercado?
También hay variables que entran en juego y pueden influir en la persona que toma medicamentos, como son: la polimedicación y si tiene alguna enfermedad.
No sé si nos deparará el tiempo más sorpresas con la retirada de medicamentos que forman parte de nuestro día a día como farmacéuticos y también como posibles consumidores de los mismos. Espero que no. Mientras tanto, sí que podemos dar todo de nuestra parte para asesorar lo mejor posible sobre como tomar los medicamentos y recopilar información sobre sus posibles efectos adversos. Feldene Flas y Myolastan ya son historia.

Pablo Arriola
@_PArriola  @farmaapp